La
historia de I Pagliacci y Leoncavallo es muy similar a la de "Cavalleria
Rusticana" y Mascagni: composición de la ópera para un concurso, éxito popular
y, por desgracia para sus compositores, fracaso en otros intentos. Fue el sino
de la mayoría de compositores de final de siglo XIX tales como estos dos músicos
que tratamos, o Giordano (Andrea Chénier y en menor grado, Fedora). Además, hay
varias anécdotas que rodearon la composición de I Pagliacci. La historia
se basó en hechos reales de los que el padre de Leoncavallo, como juez, tuvo
conocimiento. Por otro lado, está la pifia del concurso: éste consistía en la
composición de una ópera de un acto pero Leoncavallo erró y presentó su obra con
dos actos. Su editor, Ricordi, incumplió su palabra de estrenarla y Leoncavallo
acabó por entregarla a Sonzogno, rival de Ricordi, que la estrenó con un éxito
total de público. Se representó por primera vez el 21 de mayo de 1892 en el
Teatro dal Verme de Milán.
ACTO
I
Tras
el preludio, Leoncavallo inicia esta ópera con la aparición, a telón bajado, de
Tonio, disfrazado de Taddeo en la Commedia dell 'Arte. Es el prólogo.
Tonio se presenta ante el público para explicar qué obra van a ver los
espectadores ("Si può?"...¿Se puede?") y como podrán disfrutar de esta
obra que el autor compuso para los hombres, lleno está de amores y odios. Es un
aria en la que se puede observar los distintos cambios musicales
Tras
el prólogo, empieza el acto con la llegada de un grupo de payasos a un pueblo,
en la festividad de la virgen de Agosto, para representar una obra. La compañía,
dirigida por Canio, está formada también por su esposa Nedda, el jorobado Tonio,
y Beppe. El recibimiento es acogedor para los payasos, que lo agradecen (eh,Son
qua... "Sei de' pagliacci"). Canio anuncia al pueblo que esa
noche a las 23 horas hay un gran espectáculo al que nadie ha de faltar ("Un
grande spettacolo a ventitré ore"). Cuando Nedda baja, Tonio le trata de
ayudar pero Canio le da un pequeño golpe mientras que los lugareños le ríen las
gracias. Los celos de Canio vuelven a resurgir cuando algún joven le insinúa,
sin mala intención, que Tonio, que había rechazado la invitación para tomar algo
junto a los compañeros, se quedaba para cortejar a Nedda ("Bada, Pagliaccio,
ei solo vuol restare per far la corte a Nedda" ). Canio muestra en este
aria, "Un tal gioco, credetemi", un carácter revelador del final de esta
ópera ya que deja bien claro que el final, en la realidad, sería bien diferente
del de la obra en caso de que Nedda le engañase con algún hombre (el oyente
notará como Canio aumenta su intensidad cuando habla de lo que pasaría sin
descubriese a Nedda). La llegada de gaiteros acompañando la comitiva de parejas
que van a las vísperas, junto a las campanadas de la iglesia del pueblo, hacen
que la gente despeje la plaza ("Don, din, don, din. suona vespero").
Cuando Nedda se queda sola, se pone a pensar y preocuparse por la actitud celosa
mostrada por Canio ("Qual fiamma avea nel guardo"...¡¡qué fuego tenía en
la mirada!!). Nedda está enamorada secretamente de otro... y ese amor que le
hace cambiar su discurso para volverlo más alegre ("Oh! Che volo d'augelli, e
quante strida!..." ¡El vuelo de los pájaros, qué bullicio!). Sin embargo,
Tonio no había marchado y estaba observándola. Cuando ella lo descubre, la
conversación es punzante por parte de Nedda, que tanto desprecia a él como a sus
ridículos intentos de acercarsele ("So ben che difforme conforto son
io"... Sé bien que soy deforme). El constante desprecio y la mofa llevan a
Tonio a amenazarla de "que lo pagará" mientras que sale de escena.
La llegada de Silvio alegra a
Nedda, primero inquieta por la imprudencia, pero el amor vuelve a salir en este
dúo... con un espectador terrible, ya que Tonio ha observado que Silvio trata de
convencer a Nedda para huir ("E allor perché, di', tu m'hai
stregato"...). El dúo es sentido, emocionado, un Silvio implorante, una
Nedda deseosa de ser libre que acaba convencida, citándose para medianoche. Esta
parte de la conversación ha sido escuchada por Canio, acompañado por Tonio -cual
Yago- y que salta ante la exclamación de ella a Silvio ( "...e per sempre tua
sarò"), lo que hace que el amante de Nedda huya. Canio se muestra colérico y
trata de averiguar el nombre de esa persona que estaba junto a ella pero Nedda
calla. La escena es atroz y los compañeros tratan de apaciguarlo ya que la gente
está a punto de salir de la iglesia y no debe de ver tal "espectáculo"; Tonio
trata de tranquilizarlo asegurándole que el amante estará esa noche viendo el
espectáculo y le pide que finja. En este momento se canta el aria
"Recitar!....Vesti la giubba", que refleja ese dicho "la gente paga y
quiere reír" y el célebre "ridi, Pagliaccio", que ha popularizado esta
ópera en el mundo gracias a tenores que no han dudado en representar este papel
y lograr una interpretación histórica del personaje. Canio se muestra hundido
pero "el espectáculo ha de seguir" y ha de actuar para el público.
El intermedio sirve para
prepararnos para la obra que la compañía de payasos va llevar adelante. En esta
"Commedia dell'Arte" Canio es Pagliaccio, Nedda es Colombina, Tonio es
Tadeo y, por último, Beppe es Arlecchino.
ACTO II
El
acto comienza con el coro de aldeanos que se van aposentando en sus asientos
para ver la obra. Entre ellos está Silvio, que le recuerda que la esperará al
final.
Obra
El
desarrollo es el siguiente: Colombina está en una salita paseando mientras la voz de
arlequín implora por su amor ("Oh! Colombina, il tenero fido
Arlecchin..." Oh,Colombina,el fiel y tierno Arlequín). La llegada de Tadeo,
bufón enamorado de Colombina, nos devuelve, aunque sea de forma jocosa, al
primer acto respecto al encuentro de Tonio y Nedda ("Sei tu bestia?").
Arlequín sube y alcanza la ventana de la habitación donde está Colombina y
Tadeo y echa al bufón ante las risas del público. El pequeño dúo amoroso-jocoso
culmina con las mismas palabras que Nedda dijo a Silvio, lo que acelera la furia
en Canio. La entrada en escena como Pagliaccio es el fin de la ópera. La
realidad empieza a sobrepasar a la ficción. Ante el público atónito, Pagliaccio
desaparece para que Canio se muestre como tal ("Pagliaccio non
sono...") con una actitud tan despiadada ante Nedda ("Sperai, tanto il
delirio") que le exige que revele el nombre de su amante. Nedda trata de
seguir con su papel de Colombina y seguir con la comedia pero el intento es
infructuoso ya que Canio ya está lleno de ira y dispuesto a matarla. Silvio, que
ha sido el único en el público que pensaba que la escena no era de ficción,
intenta salvarla pero sólo logra ponerse a tiro de Canio, que también lo mata.
Con un terrible e irónico "La commedia è finita", concluye la ópera
mientras el telón baja ocultando los cuerpos inertes de los dos amantes.
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Suele
ser habitual que, por su poca duración, las casas discográficas pongan en una
mismo pack a I Pagliacci de Leoncavallo junto a Cavalleria
Rusticana. Ambas óperas tienen una gran importancia en lo que fue la última
corriente del siglo XIX, la "escuela verista". Tanto la ópera de Leoncavallo
como la de Mascagni, son obras que han alcanzado gran fama, si bien las óperas
de Puccini les impidió mayor relumbrón. Con todo, algunos momentos como el
"Vesti la giubba" (I Pagliacci) han podido meterse dentro del repertorio
de fragmentos favoritos de los aficionados a la ópera. Otra de las
características que acompañaron a estos compositores es que estas óperas les
marcaron y no volvieron a repetir otro logro importante.
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