Para Clausewitz, la historia debe ser vista en términos relativos, rechazando en consecuencia las categorías absolutas, la normalización o estandarización y los valores preestablecidos. El pasado tenía que ser aceptado en sus propios términos; es decir, el historiador debe intentar entrar en los modos de pensar y actitudes de un período determinado, lo que denomina el “espíritu de la época.” La historia era un proceso dinámico de cambio, impulsado por fuerzas que no es posible controlar. Este historicismo es particularmente evidente en dos temas clave de su obra De la guerra(1832) y que no se encuentran explicitadas en su obra anterior los Principios de la Guerra(1812). Estos son la ampliamente conocida idea de que “la guerra es una continuación de la política por otros medios” (es decir, la violencia organizada), y el reconocimiento de que la guerra puede variar en sus formas, dependiendo de la naturaleza cambiante de la política y de la sociedad en la que se libra. Estos planteamientos reflejan un profundo conocimiento de los filósofos de su época, formulando con gran inteligencia los postulados de la dialéctica hegeliana y los principios esenciales de la razón pura y la razón práctica de Emmanuel Kant, para entender la dialéctica misma de la guerra y para llegar a la conclusión de que, a pesar de que en teoría toda guerra es absoluta, en la práctica nunca se da en esos términos.
Por el contrario, la opinión de Jomini respecto de la historia y de la guerra era estática y simplista. El general francés nacido en Suiza, aplicó conscientemente el método científico, como él lo entendía, a sus estudios sobre la historia militar. Como resultado de estos estudios, descubrió lo que creyó que eran paradigmas comunes de comportamiento en las operaciones militares. Estos modelos de comportamiento los codificó en axiomas y principios para instruir mejor a otros oficiales en cómo organizar, planear y conducir la guerra “moderna” y que posteriormente, tomarían la forma de “principios de conducción”. Al igual que Clausewitz, Jomini construyó sus teorías sobre fundamentos formulados en la Ilustración, llevando su enfoque hacia un carácter fundamentalmente reduccionista y predictivo. Es innegable que Jomini hizo una gran contribución a la evolución del pensamiento militar tratando de explicar la teoría de la guerra otorgándole un carácter científico, cuyos componentes estarían claramente clasificados y gobernados por principios universales inmutables.
Pareciera ser que, a través de estos dos grandes pensadores de la historia militar, nos encontramos con las raíces de la aseveración que plantea que la conducción militar es arte y ciencia; en sus ideas se aprecian las visiones contrapuestas que cobran sentido en la actualidad, por cuanto este dilema en ningún caso se ha resuelto. Nuestro conocimiento y entendimiento de la guerra es una ciencia, pero la conducción de ella misma es en gran medida un arte. Esto no cambiará en el futuro, independiente de los avances científicos y tecnológicos. Como en el pasado, el carácter de la guerra cambiará, pero la naturaleza de la guerra -tal como lo formulara Clausewitz- se mantendrá inalterable.
Fuente: https://articulo30.org/politica-defensa/clausewitzianos-o-jominianos/
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